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lunes, enero 05, 2009

El miedo a la libertad (parte 3)

Si, sigo en esto de comentar el libro ...

Según Fromm podemos pensar en la sociedad de forma similar a como pensamos de los seres humanos y podemos decir que así como a los individuos les asusta la libertad a los grupos humanos también. Para hacer el simil, el autor compara la vida de la edad media con la del renacimiento. La gente de la edad media, no era libre. Su ocupación (el trabajo que ejercerían durante toda su vida) estaba determinada desde su nacimiento, los hijos de los agricultores se convertirán en agricultores, los de los herreros en herreros, etc. Su conducta y forma de pensar dirigidos por la iglesia. No tenían oportunidad de viajar, la mayor parte de la población ni siquiera visitaba pueblos cercanos y se desconfiaba de los extranjeros o de los extraños.
Pero la gente del medioevo no veía mal ninguna de estas cosas, porque a cambio de no tener libertad la sociedad les daba un sentido de pertenencía, lo cual ayuda a disminuir el sentimiento de soledad que implica el descubrirse como una entidad única e inteligente; pero completamente aislada de la naturaleza; inclusive de los otros seres humanos. Cuando uno se lo piensa resulta realmente aterrador, tenemos la comunicación, las relaciones interpersonales y a veces hasta pensamos que podemos "entender" a otras personas, pero la verdad es estamos solos.
Es horrible pensar que con la gente que amamos existe una barrera infranqueable que nos separa. Cualquiera que tenga un ser querido con algún vicio o con una enfermedad como la anorexia comprenderá lo frustante que resulta esta frontera. Uno puede ver que actúan mal, puede ver la solución, pero no hay forma de "mover" a la otra persona a actuar, a resolver el problema.
Si todo el tiempo estamos concientes de esta separación entre el "yo" y el resto del universo el sentimiento de soledad nos llevaría al suicidio.
La sociedad Mediaval, como no tenía televisión, daba a los seres humanos una forma de apagar está angustia, porque finalmente las personas pertenecían a un gremio o un pueblo; es decir no estaban solos. Es por esto que grupos sociales muy grandes estaban dispuestos a renunciar a su libertad; porque en el camino podían olvidar su soledad.